domingo, 28 de agosto de 2011

El Auge de Carúpano

Este artículo fue publicado por abril de 2010
J. J. Martínez Vera 

De acuerdo al censo nacional de 1.926, Carúpano, con sus 25.689 habitantes, se había convertido en la ciudad más importante del Oriente y la quinta de Venezuela, sólo superada por Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto. Medio siglo antes, el censo de 1.873 había encontrado solamente a 8.369 personas. En esos 53 años había crecido en un 207 por ciento. Venezuela, mientras tanto, había aumentado de 1.784.194 pobladores a 3.026.278, con un crecimiento del 70 por ciento. Carúpano había crecido tres veces más que Venezuela. ¿Qué había sucedido para lograr atraer a ese volumen extraordinario de inmigrantes?

Antes de intentar responder a esta pregunta debe recordarse que Venezuela era un país verdaderamente pobre para la fecha. Como lo señala Asdrúbal Baptista en la obra “El Caso Venezuela. Una Ilusión de Armonía” (Página 21) “los datos indican que para 1.920, mientras el producto nacional de las economías industrializadas era, en promedio, de 1.000 dólares por habitante, y el de un grupo de países latinoamericanos era de más de 330 dólares por habitante, el de Venezuela apenas si llegaba a los 147 dólares”. Éramos uno de los países mas pobres de América.

Podemos ahora reformular nuestra pregunta: ¿Qué había pasado en Carúpano para que los venezolanos y extranjeros se sintieran atraídos por nuestra ciudad?

Algunas personas asignan al cacao el papel fundamental en ese desarrollo, pero el caso de San Cristóbal demuestra todo lo contrario. En efecto, la capital del Táchira, fundada desde 1.561, había sido una región cacaotera tradicional, pero ya para 1.924, poco antes del censo citado, el café, con mejor rendimiento económico, había desplazado en importancia al cacao y el Táchira se había convertido en la primera región cafetalera del país, con más del 30 por ciento de la producción nacional. Aunque la economía del Táchira había mejorado mucho, fue precisamente a San Cristóbal a quien Carúpano desplazó para ocupar la quinta plaza.

La respuesta hay que buscarla en la esfera política. A partir de la Independencia, la única manera de progresar en Venezuela era con la amistad del caudillo de la región, general, coronel o teniente coronel. Y la única manera de llegar al poder era con el apoyo de las charreteras. Pero, mientras esa situación política nacional se perpetuaba, a mediados del siglo XIX, empezaron a llegar a nuestra ciudad algunos europeos, especialmente corsos, decididos a forjarse un mejor destino. Como sucede en todos los países subdesarrollados, la pandilla gobernante vigilaba con mucho recelo toda actividad que pudiera crear focos de prosperidad ajenos al poder político.

Por causas, hechos y circunstancias que ameritan ser tratadas con mayor detalle, la crisis entre corsos y militares provocó la detención de un extranjero y la llegada al puerto de una nave de guerra francesa. Bajo esa presión, el corso fue liberado y se obtuvo la promesa de respetar los derechos inalienables de los franceses. El centenar de emigrantes hizo uso de esos derechos para empezar a crear mayor riqueza y, por extensión, cerca de un millar de criollos los adquirieron por añadidura. La llegada prepotente de una nave extranjera es probable que sea criticada por algún nacionalista rabioso, pero resulta indudable que el derecho de los gobernados es millones de veces más importante que el capricho de algún gobernante. En el caso que recordamos y aunque no nos guste, esa nave extranjera fue una bendición para Carúpano. En efecto:

Empezaron entonces a mejorarse y multiplicarse las haciendas de cacao. Los viejos trapiches coloniales de los cañaverales fueron mejorados y ampliados. Nuevos alambiques prepararon una veintena de rones que competían en exposiciones nacionales e internacionales y nuevas bebidas y desinfectantes se exportaban en pequeños lotes. Los productos derivados del coco permitieron la instalación de fábricas de aceite, de jabones, de glicerina, de velas esteáricas, de cosméticos. Se abrieron nuevas tenerías y con ellas se multiplicaron las fábricas de alpargatas y de zapatos, de carteras y sillas de montar, las talabarterías y tapicerías. El pescado y la carne se transformaron en menos perecederos a través de procesos de salado y ahumado. Se empezaron a producir y exportar muebles y tejas canarias, hielo y pastas alimenticias, camisas y prendas de vestir, mosaicos y artículos de herrería. Técnicos alemanes construyeron el primer teleférico venezolano para traer azufre del interior al puerto, los franceses instalaron su cable trasatlántico para comunicarnos con París y los yanquis explotaron el asfalto de Guanoco para pavimentar las calles norteñas.

Y el proceso no se limitó a lo económico. Surgieron agrupaciones deportivas, se multiplicaron los periódicos, se abrieron nuevas escuelas, el Salón de Lectura, el Teatro Municipal, el Club Unión, el Cercle Francais, el Club Carúpano, el Centro de Amigos. 14 líneas navieras usaron el puerto en sus viajes regulares, una docena de países abrieron sus consulados y se construyó un muelle de 40 varas de largo y 13 de ancho.

Y también se hizo sentir en la comunidadl: Una empresa privada instaló el primer acueducto con tomas gratuitas y tubos traídos de Inglaterra. Una empresa privada se ocupó del alumbrado público con lámparas de carburo y después con el servicio eléctrico. Una empresa privada llevó el servicio telefónico a los principales pueblos de la región. Una empresa privada puso a funcionar el tranvía, primero con caballos y después con electricidad. Una empresa privada se ocupó del mantenimiento del muelle y se construyó el primer faro instalado en las costas venezolanas. Y fue la solidaridad privada, sin subsidios oficiales, lo que mantuvo abierto por muchos años al Hospital San Antonio.

Carúpano fue una excepción en Venezuela porque una situación particular permitió a los ciudadanos ejercer sus derechos y enfrentarse a sus deberes. Era, ni más ni menos, lo que había sucedido y actualmente sucede en los países que disfrutan de bienestar. Allá se sabe que la riqueza hay que producirla. Una mata de mangos es riqueza cuando se sube a las ramas, se cosechan sus frutos y se venden en el mercado. Se sabe que la riqueza de un país es la suma de lo que produzcan sus ciudadanos. Por eso los buenos gobiernos incitan a esa producción con leyes apropiadas. En cambio los malos gobierno sólo se ocupan de repartirla o destruirla. Carúpano no pudo mantener su posición porque los hijos de los inmigrantes eran sólo unos pobres venezolanos, quienes nunca han tenido derechos.

La situación no es nuestra. Es universal. El buen gobierno de Puerto Rico trabajó el año 2.004 para que cada uno de sus ciudadanos obtuviera una riqueza anual superior a los 12.000 dólares. El mal gobierno cubano sólo les permitió a los suyos un ingreso de 3.500, a pesar del apoyo substancial de nuestro Presidente. El buen gobierno capitalista de Corea del Sur logró 20.400 y el comunista Corea del Norte solo permitió 1.700. Los capitalistas coreanos ganaron 12 veces más que sus parientes comunistas. Lo demás es paja.

6 comentarios:

  1. Muy buen post! Es muy interesante toda esta información la había escuchado antes pero esta lectura me confirma que era todo cierto!.

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  2. Muy bueno, ya había oído o mi difunto padre hablar de ello ( Pachico Aquilera ) y me parecían, fabulas creadas por su gran imaginación, pero esto confirma lo grande que fue mi bello Pueblo, en sus comienzos y lo que se ha convertido, que lastima verlo tan deteriorado.

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  3. naci en carupano pero me trajeron muy pequeña a caracas, de manera que no la conozco, por causa de graduacion en la ucv, tuve que ir a buscar mi partida de nacimiento a la parroquia santa rosa, con el corazon en la mano observe por primera vez la tierra que me vio nacer, hermosa, tierra bendita de valientes, aguerridos, donde formo parte de procesos historicos del pais, como todo en la actualidad destruido, desaseo por doquier, necesidades basicas de la poblacion nulas, ojala mi estimado logremos con la fuerza de todos regresar a la democracia que nos ha sido arrebata, fuerza, abrazos fraternos geiza colmenares

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  4. y pensarrr...... que con estos inicios hoy fueramos una dubay cualquiera y no dependieramos del petroleo, ¡¡¡¡¡VERDADERA Y AUTENTICA POTENCIA!!!!

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  5. Cada quien es libre de interpretar los hechos históricos a su manera, y también a pretender que sus conclusiones sean tomadas por todos como verdades absolutas. Eso da incluso para apoyar la imposición del poder de un barco extranjero en un puerto venezolano, todo un preámbulo al posterior bloqueo británico - alemán de 1902.
    Yo particularmente valoro como positiva la exposición de hechos del artículo, y deploro la inserción contaminante de opiniones del narrador con la pretensión de hacerlas tomar por verdades absolutas.

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