viernes, 8 de junio de 2012

¿Cabidos o Comunas?


¿CABILDOS  O  COMUNAS?
Feb. 2011 - J. J. Martínez Vera

Los cabildos, ayuntamientos o concejos municipales han sido, seguramente, los organismos más consustanciados con la Historia de Venezuela. Herederos de la milenaria cultura española, los alcaldes, como representantes del cabildo, son desde el inicio de la conquista, representantes también de las ciudades que se van fundando en el siglo XVI, pues comparten el poder con los gobernadores nombrados por el rey. Se ocupan del aseo y la sanidad, los bosques y las aguas, los oficios y los precios, las siembras y el comercio, las artes y los oficios.



Desde 1.519 hay alcaldes en Cubagua. En 1.533 los alcaldes de Coro, con el apoyo del cabildo y los vecinos, deponen al gobernador y ejercen todo el poder, El de Cumaná, primero de nuestra tierra firme oriental, se funda en 1.562 con indios, blancos y mestizos. Ese poder se mantuvo a todo lo largo del período colonial hasta culminar con los seis cabildos que apoyaron las decisiones adoptadas por el de Caracas el 19 de abril de 1.810: Cumaná, Barcelona, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo. Los otros tres cabildos de Venezuela, el de Maracaibo, el de Coro y el de Guayana, se oponen inicialmente al movimiento independentista. Creo que, cuando el Presidente Chávez decidió agregarle otra estrella a nuestra bandera no lo hizo pensando en la tradición civilista sino en la mayoría de militares que componían el Congreso de Angostura. Después de la Independencia  y en los siguientes doscientos años, centenares de concejos municipales, representados por un alcalde que se llamó presidente, fueron los encargados del bienestar de todas las comunidades. Últimamente, como en todos las países civilizados, cabildos y alcaldes fueron elegidos por la comunidad a través del voto universal y secreto.

Por el contrario, las comunas nunca han jugado papel alguno en la historia venezolana. Sí lo fueron en la de la Unión Soviética, en la de China y en la de Cuba. En Francia también fueron famosas dos comunas que fueron tan sangrientas como las actuales, pero que difieren de éstas en sus rasgos esenciales. La de 1.789 tuvo de imagen la guillotina hasta que Robespierre, el guillotinador, fue guillotinado y la de 1.871 igual terminó con un baño de sangre.

Podemos encontrar el origen de comunas como las que se intenta implantar en Venezuela en la situación de la Unión Soviética en enero de 1.928, después de once años de gobierno comunista. En esa década se había predicado que la base del sistema era la unión del partido con la clase campesina, pero la situación era caótica: el trigo que podía  adquirir el gobierno era inferior en dos millones de toneladas al mínimo necesario para alimentar a la población urbana. Entonces fue ordenada por Stalin la colectivización del campo y la guerra contra los kulacs, campesinos con cierta riqueza. Con ello desaparecería la libertad política. Cerca de un millón de agentes fueron enviados al campo para liquidar a los kulacs. La enorme mayoría de los campesinos se enfrentó al gobierno y la operación resultó en otra guerra civil. Las aldeas rebeldes fueron rodeadas por ametralladoras y los kulacs fueron deportados en masa a la lejana Siberia. Los campesinos que resistían con violencia a la violencia fueron condenados a trabajos forzados. En su impotente desesperación, los campesinos quemaron las cosechas, destruyeron la infraestructura y mataron hasta 1.933 no menos de 18 millones de animales. Pero la fuerza se impuso y millones de comunas fueron creadas en los años siguientes.

 Algo similar sucedió en la China comunista de Mao, pero tal vez aquí fue mayor que en Rusia el número de muertos por obligar a los campesinos a constituir los millones de comunas de aquel país. En China, en Rusia y en el resto del mundo los campesinos, expertos en su ambiente y en la productividad de su parcela, van tomando decisiones a lo largo del año y de los años. Las comunas implican que deben trabajar en lo que le parezca al jefe político. No hay posibilidades alternas. Y en las comunas citadinas se toman las decisiones que convengan a los jefes políticos en lugar de favorecer a la colectividad.

Pero la decisión política parece estar tomada. El diputado de PSUV, Alfredo Murga, dijo hace poco: “La realidad indica que las comunas se constituyen en una fórmula de autogobierno; así que no tienen razón de ser las gobernaciones y alcaldías”. Comentarios similares han emanado de otros líderes de ese partido, como Iris Varela y Aristóbulo Istúriz, y, dado que nadie en esa tolda se atreve a desafiar al Presidente, tenemos que saber que sólo expresan la posición del único e indiscutido jefe.

¿Por qué prefieren las comunas antes que los cabildos? Porque en los cabildos hay derecho a pataleo. La comuna que intente pataleo sería automáticamente eliminada. Porque en la Venezuela de hoy el 52 por ciento de los votantes no quiere pertenecer a comunas obligatorias. Porque la única manera de comer en el sistema comunista siempre ha sido, es y será vestirse con camisa roja e imitar a las focas. Porque pretenden convertirse en los exclusivos empleadores del país.

Los venezolanos sabemos lo que ha pasado en las nacionalizadas empresas del hierro y del acero, en las empresas eléctricas, en la CANTV, en las del aluminio y del cemento, en los bancos estatizados, en los fundos agrícolas expropiados y en casi todas las empresas manejadas por el gobierno: Todas están produciendo pérdidas. Y sabemos también que el enorme chorro de dólares que este gobierno ha recibido no ha sido suficiente para cancelar muchos sueldos o pagar muchas deudas. De modo que hay que ser ciego para preferir trabajar para el gobierno que hacerlo para una empresa privada.          

...En la venezuela de hoy el 52 por ciento de los ciudadanos no pueden pertenecer a ninguna comuna reconocida.

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