domingo, 10 de junio de 2012

Mi amigo Diego Arria


MI AMIGO DIEGO ARRIA
Feb. 2011 - J. J. Martínez Vera

Yo conocí a Diego poco después que él asumiera el cargo de Gobernador del Distrito Federal. Sabía que había sido Presidente de la Corporación de Turismo y creador de Causa Común, una organización que apoyó a Carlos Andrés Pérez en su primera campaña presidencial. Desde un punto de vista familiar sabía que sus tías, las Salicetti, ligadas a Carúpano, eran las dueñas del restaurante “El Mantuano”, en Las Mercedes, Caracas, donde yo almorzaba con frecuencia por sus muy venezolanos platos como queso relleno, hallacas, sopa de mero, asado negro guayanés, etc. Yo era entonces socio y Analista de Sistemas de la empresa “Teledatos”, la cual realizaba la matriculación de vehículos en aquella entidad. Mis socios y yo vimos su llegada con inquietud porque, aunque habíamos multiplicado la recaudación por más de tres, sabíamos que la costumbre de presidentes, gobernadores y alcaldes venezolanos era el de denunciar todo lo hecho por sus antecesores, sobre todo cuando el antecesor pertenecía a una tolda política adversa.



Supimos rápido que no había nada que temer. Al enterarse de los resultados, buscó nuevas mejoras de un sistema donde el único manejo de dinero se sucedía entre el contribuyente y la cuenta bancaria de la gobernación. Por eso nos veíamos con relativa frecuencia. Recuerdo especialmente una oportunidad cuando conversábamos sobre la problemática de los ranchos y yo recordé haber visto “Ciudad Cartón” en México, donde las alcobas consistían en periódicos colocados sobre la tierra. “Fíjate, flaco”, me dijo, “que los caraqueños tenemos una ventaja. Cada vez que salimos a la calle vemos los ranchos empinándose sobre los cerros. Es un recordatorio permanente de nuestra deuda con el pueblo” Ese día calibré la calidad humana del Gobernador y desde entonces me sentí orgulloso de su amistad. Igual sucedió desde 1.978, cuando me regaló su libro “Dedicación a una Causa”, donde encontré principios, procedimientos, sueños y esperanzas muy parecidas a las mías. Después él abandonó el país y nuestras comunicaciones se interrumpieron hasta el sol de hoy.

Fue entonces, con mucha distancia entre nosotros, cuando me enteré de su capacidad gerencial y de sus dimensiones de estadista. De año en año leía en la prensa nacional o escuchaba en las noticias internacionales sobre sus intervenciones en América; Europa, Asia y África como Presidente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, o como asesor del Secretario General de esa organización. Había llegado a ser un destacado ciudadano del mundo.

No conozco cuales fueron las tareas que le fueron encomendadas, pero la situación de esos países es medida suficiente para entender la complejidad y dificultades de los problemas que tuvo que enfrentar. Podemos examinar a vuelo de pájaro algunos de ellos:

BOSNIA.- Parte de la antigua Yugoslavia, la guerra civil entre los serbios de Bosnia, los musulmanes y los croatas se inició desde 1.991. Tratados, alianzas, intervenciones del Tratado del Atlántico Norte, juicios por crímenes de guerra,  concluyeron el año 2.006 con la sentencia dictada por un tribunal de las Naciones Unidas.

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO.- El Consejo de Seguridad de la ONU intervino desde 1.961, después que las tropas belgas abandonaron el país y se desató una violencia generalizada. Nuevos brotes de violencia se sucedieron periódicamente con intervención de otros países africanos y un saldo de millares de muertos. Una fuerza cercana a los 20.000 soldados de la ONU se estableció desde el año 1.999 hasta que hubo elecciones generales el año 2.006.

REPUBLICA DEL CONGO.- Independientes de Francia desde 1.960, un golpe de Estado marxista tomó control del país en 1.963. Partidos de la oposición se convirtieron en gobierno desde 1.991. Una nueva insurrección tuvo lugar en 1.997 y el dictador marxista regresó al mando, después de devastar a la capital del país, Brazzaville. En 2.003 se proclamó vencedor en elecciones, pero nuevas insurgencias se manifestaron en diferentes regiones.

Similares o peores condiciones requirieron de los esfuerzos diplomáticos de Diego en Croacia, en Kosovo, en Ruanda, en Sierra Leona, en Somalia, en Sudán y en muchas otras regiones, de modo que Venezuela debería saber que tiene un veterano de primera  línea para la solución de problemas internacionales.

Las últimas noticias sobre Diego aparecieron en la prensa venezolana en abril del 2.010, cuando el Presidente Chávez decidió la expropiación de su finca La Carolina. Ubicada cerca del pueblo Madera, Municipio Nirgua, Estado Yaracuy, la finca ostenta una propiedad cuya titularidad se remonta a 1.628 con la Corona española, y aunque era altamente productiva, la acusación oficial fue de poca productividad. La verdad sobre el proceso pudo saberse por un reportaje publicado por el diario El Nacional el 24 de enero de 2.011. (Ciudadanos. Página 5) Los 34 trabajadores no han recibido sus prestaciones porque los activos  y el dinero cambiaron de manos. Sin embargo Diego les facilitó un anticipo. Después de protestar contra el gobierno se fueron a trabajar a otra hacienda de Diego llamada Los Azahares, pero vino el INTI, la expropiaron, le pusieron candados y la dejaron perder. Nadie sabe que pasó con las 268 vacas Jersey, grandes productoras de leche y alguien se llevó 9 de los 19 caballos de campeonato. La finca fue entregada a 10 consejos comunales que no supieron ponerse  de acuerdo. Ahora impera la desolación.

    Hay mucha gente que apoya las expropiaciones de Chávez porque lo miran como el hombre que roba a los ricos para darle a los pobres y en muchos casos porque la envidia se deleita cuando los ricos se empobrecen. Lo consideran un nuevo Robin Hood. Sin embargo, la leyenda mezclada con la Historia cuenta que Robin peleaba contra las arbitrariedades y desmanes del rey Juan Sin Tierra y que en 1.521 los nobles ingleses, entre los que se encontraba el conde Huntington, alias Robin Hood, obligaron al rey a firmar la Carta Magna, la primera chispa democrática en el mundo occidental, pues sirvió para limitar los poderes de la Corona. De modo que si Venezuela tiene un Robin Hood se llamaría en todo caso Diego Arria y espero que sin flechas pero con leyes ayude a juzgar a este nuevo Juan Sin Tierra procedente de Barinas que ha llevado a Venezuela a la falta de seguridad, viviendas, servicios, Justicia y derechos humanos.

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