martes, 11 de octubre de 2011

¿Hasta cuando el militarismo?

Artículo del 13 de febrero de 2011
J. J. Martínez Vera 

El militarismo se inició en Venezuela con el proceso de Independencia. En los tres siglos anteriores, durante el período colonial, se había creado, en las diversas provincias que más tarde constituirían a nuestro país, un equilibrio de poderes y un respeto por la ley que habría de conducir a una creciente riqueza y bienestar de la gente. El sistema político impuesto por España incluía un gobernador nombrado por el rey; unos vecinos conformando cabildos, alcaldes, milicias y otras autoridades; una Iglesia personificada en misioneros que habrían de ser los fundadores de la inmensa mayoría de nuestros pueblos y ciudades; y una Audiencia que se encargaba, entre otras cosas, de juzgar a cada funcionario al término de su mandato en procesos públicos llamados Juicios de Residencia. Cuatro poderes con Poder.



En esos tres siglos se afianzó el respeto por la ley porque no hubo gobernador, alcalde o mandatario que no fuera sometido a juicio y muchos condenados a multas y prisiones. La ley trajo calma, paz y riqueza. En el año 1.500 los indígenas y los africanos no conocían las técnicas ni las herramientas necesarias para la producción agrícola. En el año 1.810 las habían aprendido a cabalidad. En el año 1.500 no había una sola cabeza de ganado. En 1.810 la cifra llegaba a los 4,5 millones de cabezas. En el año 1.500 no había ni una hacienda productiva. Ya para 1.730 la producción de las haciendas de cacao llegaba a las 11.000 toneladas y a las 13.000 en 1.810. Otros productos de importancia eran el añil, los cueros, el tabaco, el algodón, el café, la zarzaparrilla, la quina. La producción había superado en mucho al consumo nacional de modo que las exportaciones legales llegaron a unos 31 millones de pesos en 1.816.y cientos de barcos contrabandistas llevaban cada año la producción venezolana a los puertos mexicanos, ingleses, holandeses y franceses. Dado que nuestra población de 1.810 no alcanzaba a las 900.000 personas, es un hecho cierto que los venezolanos de ese año eran, en promedio, más ricos que muchos europeos.

Al terminar la Guerra de Independencia parecía que el progreso se agigantaría porque España había creado un país productivo y ya existían los experimentados agricultores, el ganado, las haciendas eficientes, la infraestructura de caminos y puertos, los profesionales. los vehículos, los sistemas de riego, los canales comerciales y de exportación, etc. Pero no fue así porque los triunfantes oficiales patriotas no tenían interés por la Ley. Y eso incluye a Bolívar. Para comprobar este aserto baste citar una carta dirigida a Santander, el gran defensor de las leyes. En efecto, el 23 de junio de 1.826 el Libertador le escribe con gran sarcasmo: “Nunca he dudado de lo que Vd me dice sobre que no conoceré nuestra organización y administración y que todo está cambiando por nuestras leyes. Tan persuadido estoy de todo esto que cada vez me considero mas alejado del mando de Colombia. Siendo la organización de esa república tan sublime y yo tan soldado, no soy capaz de manejar teclas tan delicadas: las rompería todas al tocarlas. Esa obra no es mía . . . Yo como no la entiendo, la encuentro enredosa, complicada y endiantrada Dudo de su existencia”. En cierta manera Bolívar cree que los oficiales patriotas están por encima de la Ley. Son los beneméritos, dice. Por eso propone al Congreso de Angostura y en la Constitución de Bolivia, que constituyan un senado hereditario, que el Presidente tenga más poderes que cualquier rey y apoya a Páez en 1.826, cuando éste decide desobedecer las órdenes del Congreso, provocando con ello el funeral de la Gran Colombia.

Desde entonces, los sucesivos generales-presidentes llegan a su sitial, no para hacer cumplir las leyes sino para adecuarlas a sus necesidades personales. Nada parecido a la actitud de los gobernadores coloniales. Páez es eje fundamental de la política desde 1.821 hasta 1.863. Posee más esclavos que cualquiera. Es dueño de casas en Caracas, Apure, Puerto Cabello, Maracay y Valencia. En sus haciendas hay 20.000 reses, 700 yeguas, 500 caballos, 300 mulas, 106.000 árboles de cacao, 400.000 de café, 50 tablones de caña. Logra además financiar a Baralt para que escriba la Historia de los vencedores, borrando el retroceso ocurrido después de la contienda. Lo suceden intermitentemente los Monagas entre 1.847 y 1.870, pues ya habían sido recompensados por su patriotismo con las 14 mejores haciendas del Oriente venezolano. Falcón (1.863 – 1.868) puede retirarse a territorio francés para vivir de sus “ahorros”. Guzmán Blanco (1.870 – 1.887) termina con 10 millones de libras esterlinas en el Banco de Londres. Crespo domina la escena política entre 1.884 y 1.898; a Cipriano Castro (1.899 – 1.908) se le calcula una fortuna de 20 millones de bolívares y Gómez deja una herencia de 200 millones. Pérez Jiménez (1.945 – 1.958) termina sus días en su lujosa propiedad del mejor barrio madrileño y habrá que tener paciencia para saber como terminan Chávez y sus allegados.

Por 200 años, entre 1.810 y 2.010, y salvo el paréntesis entre 1.958 y 1.998, Venezuela fue uno de los países mas militarizados de la América Latina. En el otro extremo se colocó Costa Rica, el cual decidió eliminar el ejército en 1.950. Sin el petróleo, el gas, el oro, los diamantes, el hierro, el aluminio y los otros muchos recursos naturales que caracterizan a Venezuela esa pequeña nación ha logrado superarnos en los índices que señalan el bienestar del pueblo, como puede observarse en la siguiente tabla:

INDICE (tomados del World Almanac, año 2.007) COSTA RICA VENEZUELA
Población 4.075.281 25.730.430
Efectivos del Ejército 0 82.390
Ingreso por Persona (Dólares) 11.100 6.100
Alfabetismo (%) 94,9 93,0
Esperanza de vida para hombres y mujeres 74,4 y 79,9 73,5  y 77,8
Televisores (por cada mil habitantes) 229 185
Usuarios de Internet (% de la población) 24,5 11,6

La Fuerza Armada existe para defender a la Nación pero en Venezuela sólo ha servido para tumbar y encumbrar caudillos y la de hoy sirve para defender a Chávez. En el mundo moderno comerciar produce más que guerrear y los tratados internacionales valen más que los cañones. Por eso este humilde ciudadano daría su voto para eliminar definitivamente esa espada de Damocles.

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